Hasta los 14 años conocí a Dios y en el transcurso del tiempo sé que siempre ha estado a mi lado, a los 3 años, mi padre falleció, por un accidente y desde ahí sé que Dios ha cumplido conmigo tal como lo dice en Salmos 68:5 “Padre de huérfanos y defensor de viudas, Es Dios en su santa morada”.
Nunca he sentido la necesidad de tener un padre porque Dios ha suplido como papá cada una de mis necesidades y como esposo las de mi mamá, desde el momento en que mi padre fallece un tío me permite llamarle papá y entonces esa “necesidad” de mencionar la palabra jamás la tuve, sin embargo, como todo ser humano he pasado por diferentes pruebas en las cuales gracias a Dios he podido ir encontrando que dones me regalo Dios para poder cumplir mi propósito, el cual hoy te puedo compartir y es predicar el evangelio en todas las naciones tal como lo establece Dios en Marcos 16:15 “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Los dones son irrevocables dado que Dios nos los otorga porque Él ya sabe que tendremos un llamamiento, es por eso que, debemos guardar nuestro corazón para que lo que escuchemos, veamos, pensemos, no afecten en la decisión de seguir a Dios con el único objetivo de servirle, habrán personas que hasta de tu misma familia no te hagan sentir especial o digno de algo, pero para Dios no hay imposible y recuerda que Él tiene algo preparado para ti desde antes de que estuvieras en el vientre de tu madre, tal como nos lo dice en Jeremías 1:5 “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.”
He encontrado en Dios a un Padre amoroso, protector, bondadoso, atento, que sabe escuchar y además un gran confidente, es maravilloso como a través de la intimidad con Él, en la adoración, puedo sentir su presencia y aún más su paternidad hacia mí; es por eso que trabajo en hacer lo que Dios nos manda en su palabra en Mateo 25:35-36 35”Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”; porque he encontrado que el servicio al ser humano es una de las mejores formas de servir a Dios y sé que el día de hoy, Dios, mi Padre, está orgulloso no solo de mi sino también de lo que ha hecho en mi madre y como nos sigue animando a servirle.
Hermoso testimonio de la fidelidad de Dios!! Gracias por compartirlo.