“Clama a mí, y yo te responde, y te enseñare cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.
Jr. 33.3.
La incursión.
En mi paso como estudiante de preparatoria, conocí a un profesor estudioso de la antropología, tal persona habló a nosotros como estudiantes sobre temas de historia con gran enfoque en la historia de México, y que principalmente abarcó temas de la masonería en México (Mt. 15:11), y durante ese momento solo prestaba atención sin pensar que día con día me involucraría más en esos temas con fines ocultistas.
Las emociones no se manifestaban en absoluto, no sentía remordimiento por dañar a otras personas emocional y mentalmente, preocupándome solo por mí. En la mayor parte del tiempo me dedicaba a estudiar, leer e indagar en temas oscuros; explorando otros “mundos”. Habría que mencionar también que el tipo de música que escuchaba me inducia al consumo de bebidas con elevado porcentaje de alcohol, añadiendo que dormía pocas horas debido a que formé parte de una logia masónica y realizaban reuniones de madrugada.
En los planes de Dios.
A finales de la universidad, una persona cercana empezó a tratar conmigo sin yo saber que sería una persona usada por Dios en oración e intercesión para acercarme a Cristo.
Fue entonces que me invitó a un tiempo de alabanza en la iglesia que se congregaba, mientras todos se gozaban en la presencia de Dios, los cantos me irritaban y me hacían querer buscar una salida; sin embargo, de regreso a casa sentí como ríos de agua viva fluían en mi interior (Jn 7:38) y a lo largo de la noche me postré, oré y acepté a Jesucristo en mi mente y corazón, pasando de ser un joven que no creía en Dios a ser un guerrero y el primer seguidor de Jesús en mi familia, y poco a poco comenzó, a través de sueños, a revelarme lo oscuro que acontecía a mi alrededor; con ayuno y oración todo espíritu perseguidor se fue en el Nombre de Jesús.
Hoy reconozco que sin Él mi vida no tendría orden; que Él es bueno, amoroso y protector en todo tiempo. He sufrido persecución desde mi niñez, mi adolescencia y tiempo actual, pero Él sigue conmigo, lo siento y le agradezco su infinita misericordia. La lucha es continua, no se detiene y no se detendrá, pero la enorme diferencia es que hoy estoy del lado de Cristo, Él va al frente de mis batallas y me defiende como Poderoso gigante de los que me quieren hacer al mal (Jr. 20:11).
Entrega tu vida a Cristo porque Él es el Camino la Verdad y la Vida.
¡Jesucristo vive!
Alabanza recomendada:
“Haz Fluir “ – TOMATULUGAR
Los tiempos de Dios son perfectos, el estuvo presente en cada una de tus batallas y el nos quiere a todos por igual, pero aquellos que han sufrido persecución y son asediados por el mal, son sus guerreros más fuertes y quienes ayudarán a vencer el mal, Dios contigo Armando, y que vengan muchas bendiciones en el nombre de Jesucristo, Amén